Construidos en el siglo VI a. de C. durante el reinado
de Nabucodonosor II en la antigua Babilonia, entre los ríos Trigris y Éufrates;
tanto la ciudad como los jardines se construyeron utilizando fuerza de trabajo
esclava, producto de las conquistas del rey Nabucodonosor.
Origen:
Según se cuenta, esta espectacular obra fue la forma
que se le ocurrió a Nabucodonosor de demostrarle a su esposa Amitys cuanto le
amaba, y recordarle las grandes montañas de la tierra de donde ella provenía,
puesto que diferían de las grandes llanuras de Babilonia, según la historia los
Jardines estaban ubicados junto al palacio real, y estaba formado por varias
terrazas, y desde la más alta emanaba agua formando pequeños arroyuelos que
irrigaban todos los jardines.
Durante varias excavaciones arqueológicas, en el
ángulo noreste del palacio sur se identificó una estructura arquitectónica
particular, que consistía en una gran construcción formada por 14 salas
alargadas, dispuestas en dos hileras y cubiertas por bóvedas, la presencia de
pozos y de conductos de de agua, lo que hizo pensar que se trataba de la
infraestructura que dio vida a los famosos jardines, aunque otros expertos
aseguran que se trata de una zona de almacenes cercana a la entrada del palacio
y de la ciudad.
Las únicas referencias escritas de dicha Maravilla
proceden de autores tardíos como Estrabón, quien hace una descripción de los
mismos, “Este consta de terrazas abovedadas alzadas unas sobre otras, que
descansan sobre pilares cúbicos, estas son ahuecadas y rellenas con tierra para
permitir la plantación de árboles de gran tamaño, los pilares, las bóvedas y
las terrazas están construidas de ladrillos cocidos y asfalto”.
Si bien en la actualidad no hay un consenso sobre el
número exacto de terrazas, el más aceptable a sido el de 5 terrazas y se cree
que realmente no eran Jardines “Colgantes” sino que su nombre proviene de una
traducción incorrecta de la palabra griega kremastos
o del término latín pensilis, que
significa no justamente colgar sino más bien sobresalir, como es el caso de una
terraza o balcón.
Es difícil saber a ciencia cierta sobre la existencia
de los jardines pues en los documentos babilónicos de la época no se mencionan,
sin embargo nuestras creencias avaladas por cientos de expertos nos dicen que
ahí estuvieron, y ahora esperamos solo encontrar un indicio real que lo
compruebe.
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