domingo, 8 de febrero de 2015

Los Jardines Colgantes de Babilonia







Construidos en el siglo VI a. de C. durante el reinado de Nabucodonosor II en la antigua Babilonia, entre los ríos Trigris y Éufrates; tanto la ciudad como los jardines se construyeron utilizando fuerza de trabajo esclava, producto de las conquistas del rey Nabucodonosor.


Origen:

Según se cuenta, esta espectacular obra fue la forma que se le ocurrió a Nabucodonosor de demostrarle a su esposa Amitys cuanto le amaba, y recordarle las grandes montañas de la tierra de donde ella provenía, puesto que diferían de las grandes llanuras de Babilonia, según la historia los Jardines estaban ubicados junto al palacio real, y estaba formado por varias terrazas, y desde la más alta emanaba agua formando pequeños arroyuelos que irrigaban todos los jardines.

Durante varias excavaciones arqueológicas, en el ángulo noreste del palacio sur se identificó una estructura arquitectónica particular, que consistía en una gran construcción formada por 14 salas alargadas, dispuestas en dos hileras y cubiertas por bóvedas, la presencia de pozos y de conductos de de agua, lo que hizo pensar que se trataba de la infraestructura que dio vida a los famosos jardines, aunque otros expertos aseguran que se trata de una zona de almacenes cercana a la entrada del palacio y de la ciudad.

Las únicas referencias escritas de dicha Maravilla proceden de autores tardíos como Estrabón, quien hace una descripción de los mismos, “Este consta de terrazas abovedadas alzadas unas sobre otras, que descansan sobre pilares cúbicos, estas son ahuecadas y rellenas con tierra para permitir la plantación de árboles de gran tamaño, los pilares, las bóvedas y las terrazas están construidas de ladrillos cocidos y asfalto”.

Si bien en la actualidad no hay un consenso sobre el número exacto de terrazas, el más aceptable a sido el de 5 terrazas y se cree que realmente no eran Jardines “Colgantes” sino que su nombre proviene de una traducción incorrecta de la palabra griega kremastos o del término latín pensilis, que significa no justamente colgar sino más bien sobresalir, como es el caso de una terraza o balcón.


Es difícil saber a ciencia cierta sobre la existencia de los jardines pues en los documentos babilónicos de la época no se mencionan, sin embargo nuestras creencias avaladas por cientos de expertos nos dicen que ahí estuvieron, y ahora esperamos solo encontrar un indicio real que lo compruebe.







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